Solamente podemos contemplar una de las siete maravillas del mundo antiguo. Pero gracias a la tecnología podemos ver cómo estarían de pie en pleno siglo XXI, en un ejercicio de imaginación potenciado por el Photoshop y las animaciones virtuales.
La iniciativa es de el arquitecto Keremcan Kirilmaz y el diseñador Erdem Batirbek, por un encargo de la aseguradora Budget Direct.
El trabajo no solo es una obra maestra de las tecnologías audiovisuales. Para volver a levantar las siete maravillas hubo detrás un profundo trabajo de investigación histórica, donde hay muchas neblinas de mitos y lagunas de datos que se perdieron para siempre.
Las maravillas se ubicaron en donde se supone que estarían en la actualidad, como el Coloso de Rodas o el Faro de Alejandría; aunque en casos como los Jardines de Babilonia, la falta de precisión de su existencia crea más incertidumbre.
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Las siete maravillas fueron catalogadas por Antípatro de Sidón, con posteriores contribuciones de pensadores como Filón de Bizancio. Fue como un antecedente de la Guía Michelin de 2.200 años atrás, y ahora las podemos volver a ver.
7. Templo de Artemisa — Turquía
Efeso, una de las ciudades que son una delicia para los amantes de la arqueología, tenía un hermoso templo dedicado a Artemisa, la diosa de la belleza y la caza.
Con 115 metros de largo y 55 de ancho, constaba con 127 columnas en una estructura de mármol que impresionaba por la belleza de sus proporciones, los grabados de sus frisos y las estatuas.
Quedó reducido a escombros y cenizas en el 356 a.C., por un pastor que le prendió fuego para que su nombre pueda ser recordado por la historia. Lamentablemente fue así.
6. Estatua de Zeus — Grecia
Fidias, el gran escultor griego, dio forma a una estatua en homenaje al padre de los dioses de 12 metros de alto, esculpida en marfil con detalles en oro macizo, mientras que el trono tenía un abundante reguero de piedras preciosas.
La figura se encontraba en un templo ubicado en Olimpia, pero se perdió su pista hacia el siglo V a.C. Una teoría indica que fue trasladada a Constantinopla y que allí fue destruida por un incendio.
Si podemos conocer su forma actual es gracias a las descripciones de historiadores antiguos o de algunas monedas.